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El
Ciudadano es un sujeto fragmentado
por un poder vertical (y francamente mutilador de su propia PERSONA) llamado Estado.
Por este principal motivo, el poder se impone desde arriba hacia abajo.
Verticalmente. En esta desfavorable situación no coexiste la Autoridad. Sólo un poder incuestionable. Por lo que podríamos decir, sin ningún tipo
de ambages, que: el poder es la
usurpación de la Autoridad. Existe, de hecho, un quebranto
irresoluble de su identidad. Es decir: de su ser. No hay nada más alienante y homogeneizador que el poder coercitivo del Estado tal como lo
conocemos.
Diferencias substanciales entre poseer una ciudadanía
y pertenecer a una comunidad:
- El Estado deviene de la unión del capital, más el mercado y, por derivación, se acaba poseyendo la ciudadanía. Las posibles consecuencias son que surjan individuos atomizados.
- El pueblo deviene de la unión de la familia, más el territorio y, por derivación, se acaba perteneciendo a la comunidad. Las posibles consecuencias son que surjan ¿PERSONAS?
La modernidad es, ante todo, un ataque al Alma;
a la dimensión más recóndita y más pura de la PERSONA.
Las
obligaciones del sujeto son para con el Estado
y no para con sus congéneres; con sus iguales. En definitiva: Es una "lealtad" forzada y sancionadora. Es
del único ente (artificial) tecno-burocrático al que debemos rendir plena, y
exclusiva, pleitesía. Por lo que la Familia,
con toda su carga emocional-sensitiva, ya no es prioritaria en este "excelso" mundo del liberalismo a
machamartillo.
Y "lo más divertido de la película" es
que somos Ciudadanos... ¡porque
pagamos impuestos! Sea justo, o no. De qué forma más elegante se nos otorgan
derechos (los compramos) porque así los sufragamos. ¡Hasta en ello el dichoso
mercantilismo de marras! Somos Ciudadanos "libres"para
poder costearnos una supuesta (e irreal) Libertad. ¿Y la PERSONA?... ¿Qué es eso?...
¿Qué me está contando?... ¡No se caliente la cabeza alma de cántaro!... ¡No piense,
que ya pensamos nosotros!
Digamos las
cosas por su nombre: ¡a ésto se le llama vasallaje! "Nos venden la moto"; nos engañan; nos insultan... ¡Y nos "regalan" un nombre: C I U D A D A N O S!... ¡¡¡Ya!!!
Cientos de años de desnaturalización han hecho mella en nuestras maltrechas "meninges"... Somos uno pobres
siervos al servicio del aberrante entramado, llamado "democracias liberales", o "sociedades libres".
¡Ojo con que te
quedes sin trabajo!... la condición de Ciudadanía
(ser "libre" con tus
derechos y obligaciones) la pierdes con la misma agilidad con la que has dejado
de ser un "contribuyente" ¡"Un paganini"! ¿Y la solidaridad
entre conciudadanos?... Me temo que con la narcisista, y egoísta, sociedad con
la que nos hemos dotado... ¡como que no! (expresión muy de moda; proveniente,
precisamente, del mundo anglosajón: "es
un perdedor"). Nos hemos destruido como PERSONAS y ¡no nos hemos percatado del asesinato colectivo! Mañana
serás tú; pasado el otro.
Como resultado
final: los "derechos" del Estado
liberal no son efectivamente esenciales, de forma que no hay nada esencial para
la modernidad, como modelo eminentemente relativista y anti-esencialista por
enunciación.
¿Esta es la
sociedad que queremos para nosotros; para nuestros hijos?
Otro mundo es posible
Santiago Peña
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