sábado, 2 de octubre de 2021

EL DESCALABRO PERMANENTE DE OCCIDENTE

 
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Fruto de una miríada de circunstancias (económicas, históricas, sanitarias, ¿climáticas?, sociales, culturales, religiosas,…etc.), el mundo, sobre todo el occidental, está sumido en un decidido cambio de paradigmas existenciales. ¡Lamentablemente, a peor! -¿o, no?-

Hoy en día, seducir el pensamiento y los sentimientos de las PERSONAS es el “novedoso propósito”; parte de la humanidad corretea, cual “pollos sin cabeza”. No se transita en el “Mundo de la Información”: se deambula en las sociedades de la desinformación, de la propaganda y de la estulcia desmedida. Pervertida, en una danza permanente, sincopada y seguidista. Seducida en un engaño institucionalizado, invariable y nihilista. Y se repta en una horizontalidad solemne; en el que la desinformación todo lo cambia, todo lo domina.

Igualmente, el tránsito (de épocas no tan pretéritas; con valores firmes) a una civilización postmoderna, en el que todo es relativo, ha mostrado fehacientemente que el drama del mundo occidental es que no sabe dónde está y, en consecuencia, no se encuentra; no dispone de unos valores diáfanos (pétreos, estables y absolutos) y asimismo abjura, en una actitud netamente suicida, de su Tradición Histórica.

En cambio, las “otras sociedades” (las “atrasadas”, las “medievales”, las “antidemocráticas”, las “retrogradas”, las “teocráticas”,… etc.), “sus valores”, los tienen diáfanos, pétreos, estables y absolutos. Todas ellas, sí, que tienen cristalinos sus objetivos. Y, por supuesto, para nada les interesan nuestras formas decadentes de vida. De una vida sin Valores; sin Verdades absolutas; de mentiras promovidas y bendecidas. De un mundo en que todo es propaganda y (casi) todo mentira. De “verdades” pusilánimes, con ribetes de oro y purpurina. De “verdades” sin crédito y fenecidas en vida. De mentiras maquilladas y, pretendidamente, “divinas”.

La perpetua inmadurez, en la que zozobra la civilización occidental, ha promovido “viajes estupendos”, pero inconclusos, metas inalcanzables y frustraciones indestructibles. El liberalismo y la globalización, en su afán “democrático” y atomizador, han liquidado lo universal, la identidad y el uno. Aventuras personalizadas, pero en grupo. En las sociedades occidentales son legión de enfermos mentales -¡principalmente, esquizofrénicos!- ¿Por qué será que nos encontramos por el camino tantas mentes escindidas y voluntades mortecinas?

 
Las Verdades son Eternas como Eterna la Verdadera Vida

 
Santiago Peña

 
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sábado, 24 de julio de 2021

ORDEN Y TRADICIÓN

 

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Incluso un alma sumergida en el sueño trabaja duro y ayuda a hacer algo del mundo

Heráclito de Éfeso

 

Introducción

El Orden (Cosmos) se consigna a la forma en la cual las nuevas sociedades se constituyen en un claro antagonismo al Desorden (o Caos). El Orden y la Tradición son el resultado de obras netamente positivas; y, en consecuencia, reconocidas, y aceptadas, por la misma sociedad a las que va dirigida. Se establece un pacto indefinido de perdurabilidad; sin fecha de “caducidad”. De irrenunciable Eternidad.

 

 

Acerca del Principio, u Origen, del Universo

Al ser considerada una pregunta Metafísica, solo es posible contestarla desde la propia Metafísica (desde las primeras mitologías hasta las nacientes religiones): surgen las primeras civilizaciones bajo el auspicio de sus correspondientes divinidades (tutelares) como hacedoras de teóricos mundos perfectos. Por lo que se parte desde un inicial Caos (tribalismo y barbarie) hasta materializar, e institucionalizar, el Cosmos (civilizaciones estructuradas, viables y, por lo tanto, consolidadas). En estas primeras sociedades se establece el rito desde el recuerdo (cíclico), el respeto y la devoción (o Tradición).

 

 

La positividad de las cosas, su perdurabilidad y la Tradición  

Pero ¿qué se entiende, verdaderamente, por Tradición? La Tradición es un patrón intelectual y espiritual testamentario, que se transfiere de forma individualizada, o agrupada, con fundamento en los preceptos, o prácticas recibidas, en las diversas, y sucesivas, fases vitales de la humanidad. Admitiendo que, este modelo intelectual y espiritual, pueda delimitarse de forma similar en otras PERSONAS; con usos, y hábitos análogos, en diversas regiones del mundo conocido.

La PERSONA, como firme representante de toda una civilización y eje vertebrador de la misma, es una aurora en el camino, luciérnaga en la oscuridad, alma durmiente, belleza sin par. Es testamentaria de identidad imperecedera, albacea de atributos únicos, custodio de la singularidad. Es un ser sagrado e íntimo. Se proyecta: se ofrece a los demás. Pero pervive en la introspección y en las sutiles sombras de la misma Luz.

Prueba de todo ello, PERSONA y Sociedad, establecen un vínculo indisoluble, sistémico, sólido, harmónico, místico, holista, sublime y cuasiperfecto. El Microcosmos (PERSONA) y el Macrocosmos (Sociedad) son lo mismo, porque lo mismo son. 

La perdurabilidad de las cosas (siguiendo estas, insustituibles, categorías: familia, comunidad y sociedad o civilización) implican: Honor, Justicia, Verdad, Persistencia, Respeto, Devoción, Orden y Tradición. Y, todas ellas, recayendo en el único ser vivo y aglutinador: La PERSONA. El Sujeto pensante y autor de Categorías y Valores. [En este punto no nos planteemos los previsibles hechos negativos que pueda cometer un sujeto perverso (o un grupo de individuos maliciosos); solamente contemplemos actos significativamente moralizantes, excelsos, benignos y éticamente bellos]

Un claro ejemplo, de esta panoplia de Valores Universales, lo tenemos extensamente documentado en la antigua, y extraordinaria, Civilización Egipcia (y, de igual manera, como un ilustrativo paradigma de Imperium Consolidado). Toda ella es un inigualable modelo de sociedad magistralmente estructurada, firmemente jerarquizada, estable, harmónica, mística, extremadamente longeva; muy celosa de su cultura, de su historia y, por tanto, de sus Tradiciones:

 

Toda sociedad que renuncia a sus valores, a su historia, a su cultura y a sus tradiciones está condenada, irremisiblemente, a su más abyecta desaparición.

 

 Santiago Peña

 

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domingo, 28 de marzo de 2021

EN REFERENCIA A LA NATURALIDAD DE LAS COSAS

 

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¿Qué es lo que entendemos por Natural?

En teoría debería de ser todo aquello que está en sintonía con la Naturaleza o su entorno. Es decir: “Tal como se encuentra en la naturaleza” (RAE). A nivel social, nos viene a indicar que, es un comportamiento coherente, profundo e instintivo de animales irracionales y personas.

Por este esencial motivo, la “naturalidad de las cosas”, está (filosóficamente hablando) en un franco enfrentamiento a lo artificial o a la contranaturalidad de comunidades manifiestamente corrompidas, amorales, artificiales y licenciosas. Sociedades irrespetuosas, con la naturaleza, con los mayores, con la historia, con la moral; con las costumbres y tradiciones de toda una anterior (pero no olvidada) época.

Hoy día, lo impostado es lo “culto”, el artificio hortera es lo (supuestamente) considerado; es lo moderno, es lo correcto. Y, por tanto, se le dota del “pomposo” distintivo de “progresista”; convirtiéndose, todo él, en una ideología: el progresismo. Ser Progresista es lo “cool” y lo políticamente correcto. El sexo (natural) de animales, y personas, es sustituido por una miríada de géneros inventados, adulterados y groseros. Por todo ello, el género, es un “ingenioso” artificio para (magistral y subrepticiamente) descontextualizar a la PERSONA. Es por todo ello que la “natural” descripción de las cosas se las renombra (injustificadamente con machaconería y obscenidad) como antiguas, viejas, desfasadas, arcaicas o retrogradas.

No obstante, la biología (como ciencia que estudia los procesos naturales de los organismos vivos) nos dice que, como manifestación coherentemente natural, somos, predominantemente, binarios. Esto es: dos sexos, compuesto por hembras y machos. -Por supuesto que, la naturaleza, en momentos muy puntuales y de forma excepcional, puede aportar seres hermafroditas, asexuados y/o invertidos. Pero, lo “normal”, son grupos formados por parejas sexuadas; no géneros-

Y, ¿por qué no, géneros? Como ya ha sido adelantado en el anterior párrafo, el género es una fina sutileza de las mismas neosociedades (instaurado y auspiciado por las llamadas Ciencias Sociales, de inspiración claramente neopositivistas y postliberales). Desde el Sentido Común (pensamiento natural) es un sinsentido y es una aberración; yendo, frontalmente, contra la misma naturaleza a la que muchas asociaciones, pretendidamente ecologistas, presumen de proteger.

Una gran parte de los llamados colectivos de izquierdas y parte (inocentemente) de grupos políticos de derechas han asumido (convencidamente) unos y (torpemente) los otros, unos propagados, y petulantes, razonamientos excluyentes; marcadamente axiomáticos, de ramplona progresía y machacona modernidad. Como si el resto de pensamientos, supuestamente heréticos, no tuviesen ni el más mínimo derecho a disentir y, menos, a intentar refutar con las competentes “armas” del pensamiento y la sana crítica a rebatir semejante barbaridades intelectuales y, por ende, a callar y a aceptar, sin la más mínima oposición, el “pensamiento único”, y exclusivo, dominante.

En estas neosociedades, supuestamente “democráticas” y liberales; endogámicas, de alma y pensamiento, las censuras (políticas y sociales) existen. Existen, inexorablemente, como los días y las noches. El resto de sociedades –“las otras”- se las califica de dictaduras o, en el mejor de los casos, democracias no consolidadas o no homologables y, por tanto, discutibles y, apremiantemente, reemplazables.

-Es posibles que esas sociedades (supuestamente) “no democráticas” (a nuestros ojos) no quieran serlo, según las autoatribuidas referencias occidentales-

No obstante, y de la misma manera, una parte importante de la ciudadanía, se tienen por PERSONAS despiertas, con derecho a la crítica y librepensantes. Por todo ello, ¿los comisarios del liberalismo democrático les acusarán de ser unos descreídos antidemocráticos? Lo “normal” (y lo más suave) es que se les tache de serlo o, en una gran mayoría de los casos se les califique -¡satánicamente!-, de ser unos irredentos fascistas desclasados.

Es interesante observar que el sentido verdaderamente democrático de la llamada progresía “brilla bastante por su ausencia”: “si no piensas como yo, eres un fascista”. ¡Sí, señor! Por lo que, la palabra democracia, desde hace ya mucho tiempo, es un término prostituido; con un significado vacío. Una bella palabra que, si no viene acompañada de respeto hacia los llamados disidentes, es estéril e inexistente. Prueba de todo ello, no hay nada más antidemocrático que las mismas democracias occidentales vigentes y ostensiblemente hegemónicas. Democracias propagandísticamente liberales y, a la vez, dictatoriales. ¡Democracias ponzoñosas, sutilmente liberticidas y detestables!

Como colofón, a todo lo desarrollado, lo artificial es contrario a lo natural; de la misma manera que… 

El artificio es un engaño y la falsedad una pura ficción

 

Santiago Peña

 

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