sábado, 11 de marzo de 2023

LA IDEA (LINEALMENTE) MODERNA DE PROGRESO

 

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Punto de arranque

 

“El momento cumbre de la historia no está en el pasado, sino en el futuro”.

 

A partir de la “tres edades”, del abad italiano Joaquín de Fiore (1135-1202), El pasado es “la edad del padre”, el presente es “la edad del hijo” y El futuro es “la edad del espíritu santo”. Según los postulados de este visionario monje, y a día de hoy, estaríamos instalados en la edad del espíritu santo: El progreso es, científicamente, lineal e irreversible; yendo a un avance (materialmente hablando) incesante de la humanidad: con máquinas más eficientes, mayores perspectivas de vida e impensables adelantos tecnológicos: “si quieres conocer el futuro estudia el presente”). -Y su contrapunto, probablemente, sería: si quieres conocer el futuro estudia el pasado-.

 

¿Por qué el paso del tiempo es circular?

 

“Los antiguos en el cielo solo veían círculos”

 Aristóteles (384 a.C. – 324 a. C.)

 

El paso del tiempo, desde los primeros mitos hasta la metafísica actual:

 

  • Prehistoria y protohistoria
  • Ciclos temporales: así, llamado eras
  • La noche y el día
  • Las estaciones y los años (solares y lunares)
  • Ciclos reproductivos
  • La vida y la muerte

Su mayor valedor fue el sociólogo estadounidense de origen ruso Pitirim Sorokin (1889 – 1968), plasmado en sus estudios acerca de los ciclos sociales.

La teoría de la ciclos es originaria desde las primeras manifestaciones (que conocemos como) históricas. Encarnación de la completa permanencia y de la oscilación perfecta ascendiendo hacia la perennidad; donde se sitúan el comienzo del fin y el fin del comienzo. La misma simboliza la naturaleza inmutable de las cosas, el esfuerzo imperecedero, el combate sempiterno, o el sacrificio estéril. De igual forma, el insigne antropólogo rumano e historiador de las religiones, Mircea Eliade (1907 - 1986), desarrolló la teoría (complementaria) de “El mito del eterno retorno” (mediante el rito y la sacralidad) y otros juicios advertidos, igualmente, como ciclos; que se inician nuevamente en cuanto finalizan. En un aspecto más amplio se alude al paso del tiempo y la persistencia de la vida. Y, así mismo, se emplea como figura retórica en la regeneración de los objetos materiales que jamás dejan de existir y que solo mutan en la permanencia.

 

Discusión

¿Se puede llegar a progresar en un plano, estrictamente, material? Posiblemente, sí. Nos rodean “pruebas” que, aparentemente, así lo atestiguan. Y… ¿eso, es todo?

Bajo esta “dogmática” premisa, es razonable decir que, lamentablemente, no se ha avanzado ciertamente en un nivel más "elevado", más espiritual, más intelectual; en definitiva: en un plano más integral de la PERSONA. Cuerpo y espíritu deambulando erráticamente y por separado. No se acompañan; no cohabitan en el mismo ser. 

En consecuencia, todos deberíamos de tener, meridianamente, claro que una PERSONA no es, solamente, un cuerpo físico; con una clara tendencia a la mejora de su forma de vida material, sino que es un compendio de identidad (espiritual), familia, comunidad y sociedad (o civilización).

Prueba de todo ello, la presente civilización occidental, es marcadamente sensitiva (o, señaladamente, epicúrea), egocéntrica, pretendidamente autosuficiente, materialista; dedicada (íntegramente) al divinizado progreso tecnológico y a su propia (y anunciada) decadencia. Transitando, la misma, desde un nihilismo institucionalizado hasta concluir (si nada lo remedia) en un obscuro, agonizante y trágico final. Por lo que, debido a lo anteriormente expuesto y a partir de sus cenizas, ¿es posible la aparición de una nueva era idealista?

 

La Modernidad y el Tiempo

Desde un enfoque, indistintamente, cosmológico como, de igual manera, metafísico, el “Tiempo no existe”; se entiende como una “convención pactada” entre civilizaciones, culturas y pueblos. A raíz de todo ello, las imperantes sociedades occidentales tienen prisa para todo; necesitando resultados inmediatos. Por el contrario, los pueblos que respetan la tradición (su historia, su acervo cultural y a sus antepasados) saben que, ésta, es una de las grandes debilidades del mundo occidental (moderno). Esos mismos pueblos que respetan la historia -¡su historia!-, reverencian lo antiguo y a sus ancestros. Por lo tanto, y haciendo referencia a su sentido de la vida, son más profundos, universales, coherentes, naturales y excelsos.

Y, por esa razón…

 

Occidente posee las máquinas pero, la Tradición, es dueña del tiempo

 

Santiago Peña

 

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